En el rincón más oscuro
Siempre es complicado saber qué
nos deparará el futuro debido a que somos incapaces de conocer de antemano
aquello que estamos descubriendo. Sin embargo, lo nuevo, lo desconocido siempre
es lo que más nos atrae, son las ganas de saber qué habrá más allá las que nos
llevan a seguir hacia delante e ir cruzándonos con experiencias que de una
manera u otra calan en nuestro interior como si de un torrente de agua se
tratase. Desde nuestros mismísimos huesos, ya empapados de esa sensación, hasta
el último tramo de piel, todo nuestro cuerpo está dispuesto a enfrentarse a
esas sensaciones que el futuro le ha preparado.
Sin
embargo, ¿nos hemos atrevido a descubrir qué hay más allá de lo que vemos? ¿Se
ha aventurado alguien a mirar en los rincones más oscuros de los cajones que
llevan cerrados demasiado tiempo? Si no lo hemos hecho, es que somos unos
cobardes. ¿Por qué? Porque es a veces en esos rincones oscuros donde hallamos
la verdadera luz de lo que hemos descubrir. Oscuro no significa apagado,
simplemente “no iluminado”. Pero dentro de esa oscuridad puede haber luz, las
ganas de mostrarse a los demás como cuando un lápiz se desmonta al esparcir por
el suelo las virutas de ideas, opiniones y emociones que un buen sacapuntas ha
decidido destripar. El conjunto está formado por pequeñas cosas, siendo éstas
las que debemos descubrir antes de juzgar al conjunto en sí. Es por ello que
jamás debemos juzgar por las apariencias, vamos a criticar a los ojos y a
elogiar por la espalda, a enterarnos de que las pérdidas pueden ser ganancias
y, sobre todo, a no mojar con prejuicios las páginas de nuestra mente que, como
libro, debe estar abierta a cualquiera que quiera leerla.
Hasta en los rincones más oscuros encontramos esperanza, alegría, ideas, sentimientos tales como el amor o la amistad. Hasta en la más terrible tormenta hallamos un atisbo de sol que no ha querido esconderse tras las nubes para decir: “Aquí estoy yo y no me voy a ir, ni siquiera en el rincón más oscuro dejaré de brillar”.
Hasta en los rincones más oscuros encontramos esperanza, alegría, ideas, sentimientos tales como el amor o la amistad. Hasta en la más terrible tormenta hallamos un atisbo de sol que no ha querido esconderse tras las nubes para decir: “Aquí estoy yo y no me voy a ir, ni siquiera en el rincón más oscuro dejaré de brillar”.
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