Ángel Caído

“Por su orgullo cae arrojado del cielo con toda su hueste de ángeles rebeldes para no volver a él jamás. Agita en derredor sus miradas, y blasfemo las fija en el empíreo, reflejándose en ellas el dolor más hondo, la consternación más grande, la soberbia más funesta y el odio más obstinado.(Canto I de El paraíso perdido, Milton)

Parque de El Retiro (Madrid) 2016

Diego seguía dándole vueltas a la frase que le acababa de pronunciar La Bruja. ¿Dónde podría guardar algo tan ridículo como “Benedictus qui venit in nomine Domini”? Ni siquiera sabía lo que significaba. La Bruja le había dejado solo en los Jardines del Retiro. Era de día, pero él seguía igual de perdido. Desde que había entrado en aquel extraño lugar llamado Insomnia, su vida parecía no tener un rumbo fijo. Enfrente de él tenía una fuente que representaba la figura de Lucifer. Diego había oído hablar de ella. Era una fuente que se encontraba justo a 666 metros sobre el nivel del mar y, en contra de la creencia popular, no era la única escultura dedicada al demonio en el mundo. Era la Fuente del Ángel Caído.

De repente, la escultura dejó de echar agua para empezar a recitar una serie de acontecimientos y noticias. La fuente se había convertido de repente en periodista.

_ “A las 18:58, hora local en Ecuador, del 16 de abril de 2016, un terremoto de 7,8 grados deja un total de 673 víctimas y otras miles desaparecidas…”. “El Estado Islámico atenta en París en la noche del 13 de noviembre...”. “Boko Haram sigue imparable en el secuestro de niñas y destrucción de poblaciones…”. “Aumenta el miedo en España por la formación de la coalición Unidos Podemos…”. “La temperatura de La Tierra en 2015, registrada como la más alta de la historia…”.

Diego ya no se sorprendió al ver que la gente ignoraba que una fuente se había puesto a hablar. Los viandantes seguían absortos en sus respectivas vidas. Se hacían fotos, paseaban, conversaban… Se acercó a la fuente y, de repente, los ojos del Ángel Caído se posaron fijamente sobre los suyos. Para su asombro, le habló con voz casi celestial.

_ ¿Has visto? Todo esto y más está ocurriendo a lo largo y ancho del mundo y nadie es capaz de evitarlo. Ni siquiera aquel que me expulsó de su reino, aquel que me condenó al fuego eterno. Sin embargo, he de agradecérselo. Gracias a él estoy aquí, observando, viviendo el día a día de la gente y aprendiendo. Veo cómo la sociedad se ahoga cada vez más y más en un mar de prepotencia y egoísmo. Mi función es proporcionar agua, pero, ¿durante cuánto tiempo? Diego, memoriza la frase. Hazlo.

_ Ya lo hago. Sin embargo, ¿de qué me sirve memorizarla si no sé lo que significa?

_ “Bendito sea el que viene en nombre del Señor”_ respondió inmediatamente la estatua._ Yo vengo en su nombre, Diego, y estoy aquí para concienciar a la gente de lo que debe hacer y lo que no. Me he desviado de sus enseñanzas. Mi vida es esta, la terrenal. No creo en alguien que permite que haya catástrofes día sí, día también. Diego, si estás aquí es por algo. Aprovéchalo. La Bruja te ha elegido como su discípulo y ahora no puedes defraudarnos, no puedes defraudarla. Y lo más importante, no debes defraudarte. Tú eres el que debe continuar con la historia de Insomnia. Tú y sólo tú.

La conversación se vio interrumpida por una pequeña explosión que se produjo a tan sólo unos metros de donde se encontraban. De entre una nube de humo, apareció La Bruja con un libro bajo el brazo. Se acercó a ellos, sonriente.

_ Ya lo tengo_ se despidió de la estatua y miró a Diego._ Supongo que de algo te habrá servido hablar con él ¿no? La estatua ha sido siempre una gran amiga mía y, de verdad, puedes confiar en ella.

Diego miró de nuevo a la estatua, que había vuelto a su función normal de proporcionar agua. “Bendito sea el que viene en nombre del Señor…” Diego acababa de comprender una cosa. Parecía que los hilos de aquella historia se iban cerrando.

_ Ya nos podemos ir_ dijo. 

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