Sin pedir permiso
Y de repente llama a la puerta de
tu casa, y sin esperar respuesta, entra sin pedir permiso para quedarse y hacer
daño. ¿Qué de quién hablo? De esa enfermedad que nos arrebata a los seres
queridos sin que le hayamos dicho nada, esa enfermedad que, como tantos otros
viajeros extraños del camino, nos arranca un pequeño trozo de alma y lo tira a
la basura para que así no podamos darle calor y acariciarle la cara mientras
duerme.
Hoy hablo de ti, pero no es sólo
hoy, sino todos los días cuando llamas al timbre y te instalas en cuerpos
inocentes, en madres que lo darían todo por sus hijos, en padres que nunca
verán crecer a sus pequeños, en los abuelos que ven como sus hijos o nietos se
convierten en polvo y se marchan con las últimas bofetadas que da el viento
antes de irse a la cama. ¿Te sientes orgulloso de lo que haces? ¿Acaso no
consideras que tu presencia es non grata en todas tus apariciones? ¿De verdad
crees que nos iremos contentos contigo cuando te asomes por la ventana y nos
señales? Vete. No eres bien recibido aquí, maldita la falta que hacen el único
servicio que haces a la sociedad, hacer llorar a propios y ajenos. Y a pesar de
todas nuestras actuaciones, nuestras investigaciones, nuestra lucha, tú sigues
ahí, impasible como una roca a la que ni la fuerza de las olas es capaz de
erosionar. Cuando tú te vayas, aparecerá el sol de una vez por todas, aparecerá
el sol para aquellas personas a las que has sumido en la oscuridad y la
incertidumbre, se iluminará el rostro de las familias a las que las lágrimas sí
les saben a dolor y no a felicidad, vete, de verdad, vete.
Hoy es el Día Mundial Contra el
Cáncer, un día en el que más que nunca, somos uno en esa lucha. Sin embargo,
debemos ser uno todos y cada uno de los 365 días del año, y no acordarnos de
aquellos que sufren en un día como hoy, sino recordarlos y tenerlos siempre
cerca. El cáncer roba páginas en el diario, roba fotos en parques y jardines,
roba sonrisas y hace desaparecer la fuerza. Sinceramente, eres muy maleducado,
no arrebates a otros aquello que no es tuyo, no provoques dolor, no causes
desesperanza, simplemente debes marcharte, debes desaparecer y, sobre todo, no
te lleves nada sin pedir permiso.
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